Hace unos meses trascendió que el ex coordinador de IU Julio Anguita renunció hace siete años a la pensión máxima vitalicia que le correspondía como parlamentario. ‘El Califa’ (Fuengirola, 1941) cumplirá 70 años el día después de las elecciones generales. Bajo su dirección, IU se acercó a los tres millones de voto, un resultado hoy casi quimérico para la coalición de izquierdas.
“Creo que los dirigentes políticos tienen que estudiar”, dice. “La labor de la izquierda consistía en que los dirigentes explicaban, creaban espíritu de subversión para cambiar las cosas. Es una tarea muy larga que hay que empezar ya. Falta pedagogía”.
P:¿Por qué la derecha puede ser la ganadora de la actual crisis sistémica?
JA:¿Se refiere usted a la derecha de siglas, no?Al PP.
Es que a mí me gustan ciertas precisiones. Si hablamos de siglas, tenemos al PP, que representa, efectivamente, a la derecha; y luego está el PSOE, cuyas siglas en el imaginario colectivo son de izquierdas. Pero desde la aparición de los Tony Blair y los Felipe González, la política que los socialdemócratas han puesto en marcha, especialmente en la última década, es una política conservadora. Los conceptos de derecha e izquierda hay que matizarlos, sobre todo si se refieren a siglas o al programa.
¿PP y PSOE son lo mismo?
Están en el mismo sitio. Yo fui el autor del discurso de las dos orillas [según el cual PP y PSOE están a un lado e IU a otro], que fue rechazado fuera de IU y, en parte, dentro de ella. No digo que sean lo mismo. Su estructura de voto y sus militantes son distintos. Pero repasemos: están de acuerdo con la ley electoral, la política europea, la política exterior, la reforma del mercado laboral… Dígame dónde están las diferencias.
Las campañas electorales no sirven para hacer comparaciones. Lo de Sevilla es una excepción: las palabras son las que mandan y la vacuidad del contenido socialista es notoria.
¿Por qué IU no recoge esos votos?
Es el eterno problema. Todavía no hemos decidido soltar amarras, presos del discurso de “que viene la derecha”. Ocurrirá cuando IU rompa definitivamente con PP y PSOE y se dirija a la población con un discurso radical pero sereno y plantee la única salida posible: el cumplimiento de nuestras leyes, de la Constitución española, violada reiteradamente.
¿En qué se diferencia la IU de Cayo Lara de la suya?
Muchos años (ríe). Entonces estábamos transidos de debates en torno a Maastricht: cómo Maastricht nos dividió, cómo Maastricht sembró la semilla de conflictos de la moneda única, etcétera. El tiempo nos ha dado la razón. Aquello fue el origen de lo que hoy tenemos.
Pactos de Estabilidad, constitucionalizar el déficit y todo eso, ¿no?
Hay algo más grave. La constitucionalización del déficit es una política conservadora asumida por el PSOE. Pero es que Maastricht limitó el déficit público a un máximo del 3% y, si es cierto lo que he escuchado, PP y PSOE quieren imponer en la siguiente legislatura un techo del 0,3%. Y lo peor de todo: la prioridad absoluta que se ha decretado para pagar la deuda. Eso es un atraco al pueblo español urdido por las dos fuerzas políticas más importantes.
¿Y el euro?
Estamos abocados a salir de él. Totalmente. O nos salimos o nos echan. Lo decían los economistas que trabajaban con IU en mi época. La deuda no se puede pagar, se pongan como se pongan. ¿Condonar? ¿A cambio de qué contrapartidas? ¿Y para qué sirve el G20? Un show donde no se acuerda nada, y lo que se acuerda no sirve. ¿Dónde están los paraísos fiscales? ¿Qué es la UE? Una almáciga con tres, cuatro, cinco velocidades.
¿Qué salida hay a los ajustes en Europa?
Fuerza política en torno a dos ideas muy claras: que la economía, primero, esté supeditada a los dictados que le da la sociedad a través de los Gobiernos; y segundo, que la economía esté supeditada a la biosfera. Para que ambas iniciativas campeen como los ejes rectores de una alternativa hace falta, insisto, fuerza política.
¿Cómo se construye?
¡De algún sitio habrá que empezar! Cuando hayamos concedido a los empresarios el despido gratuito, les hayamos eximido de pagar cuotas a la Seguridad Social, librado de pagar horas extraordinarias… habrá que preguntarles: ¿en qué sectores piensan invertir? ¡No lo saben!
El capitalismo ha llegado a su fin, pero los empresarios no quieren aceptarlo y siguen erre que erre con su letanía absurda y cutre de abaratar el despido. ¿Quién puede hoy crear puestos de trabajo? Los poderes públicos y la sociedad. Educación, sanidad y medio ambiente. A una parte de la población le pasa como a Concha Piquer: prefiere vivir soñando a conocer la verdad. Lo que digo es duro. Se ha terminado una época histórica, y eso siempre es doloroso de reconocer.
¿Qué le parece el 15-M?
Es algo que yo he saludado alborozado, pero que no es la panacea. El 15-M también está verde. Yo cambiaría algunas cosas de su lenguaje, como el “no nos representan”. Alguien podría replicarles: y vosotros, ¿me representáis a mí? Que no se crean tan estupendos en determinados momentos, que diría Max Estrella en Luces de Bohemia. Es una esperanza en tanto sea capaz de integrar a más gente. Han desencadenado unas expectativas que bien merecen una segunda fase. La calle es importante. Pero más son los miles que no salen, porque luego esos son los que van silenciosamente y votan.
¿Vienen nubarrones después del 20-N?
Los nubarrones ya están. Otra cosa es que se carguen. Si gana Rajoy, va a asumir la política de ajustes que el PP hace en sus comunidades. Si gana Rubalcaba, va a hacer lo mismo, con distintos acentos. Son diferentes, sí, pero están en la misma orilla.
Fuente: Pablo García (Vozpópuli - REBELION)
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