viernes, 23 de agosto de 2013

Mítico Raúl.

Ilusión es la palabra más empleada por los gabinetes de comunicación y propaganda en estos días. Ilusiona Bale, a punto de llegar, dicen en el entorno madridista, ilusiona Ancelotti, ilusiona la renovación inminente, siempre inminente, de Cristiano, ilusiona la españolización y el techo del Bernabéu. La ilusión flota en el aire porque el público quiere soñar con el retorno de épocas mejores. La multitud quiere creer en un mañana.

La gente está dispuesta a entregar sus sentidos a cambio de una imagen sugerente. El madridismo viene de atravesar un largo desierto y se apunta a todas las liturgias que hagan falta para recuperar formas evocadoras de un pasado verdecido que le brinde esperanzas y asideros para prolongar la marcha. En medio de la confusión, la visión de Raúl con la camiseta blanca, con el siete a la espalda —se lo prestó Cristiano Ronaldo— después de tres años de exilio, resultó estimulante para la muchedumbre sedienta.

El trofeo Santiago Bernabéu obró la magia del retorno del héroe y la ceremonia, arrollando protocolos, siguió su propio curso.                            
         
El estadio iluminó la bruma lechosa del estío, las gradas se llenaron a reventar de un público entusiasta, y Raúl posó junto a su lujosa vajilla de trofeos. Destacaron esas tres Copas de Europa como gigantes de plata y más de uno se dejó arrastrar hacia las lágrimas. Han pasado once años desde la última vez que el club conquistó uno de esos artefactos, objetos míticos que alimentan la identidad institucional. El rey Juan Carlos recibió a Raúl en el palco, junto a toda su familia. Al bajar la escalerilla desde el palco, al jugador se le vio emocionado como nunca, con un notable derrame de lágrimas. Mientras la gente emitió algo parecido a un ladrido monstruoso: “¡Rauu…! ¡Raaau….! ¡Raaaau….!” De pronto, desde uno de los anillos superiores un grupo comenzó a cantarle al portero: “¡Iiiiiiker, Iiiiiiker, Iiiiiiker…!

Por momentos, el homenaje a Raúl se convirtió en el homenaje a Iker Casillas. El capitán acababa de pasarle su brazalete a su antecesor retornado. El acto, lleno de simbolismo en una noche de símbolos, reunió a dos tipos que se han elevado por encima de las histerias del momento. Los aficionados debieron presentir la amenaza inexorable del tiempo, cuando no de algún dirigente que hace planes en la sombra procurando que nadie sospeche sus verdaderas intenciones, y entonaron un cántico emocionado de reconocimiento al portero. Porque hoy la carrera de Casillas se encuentra inexplicablemente en entredicho, más amenazada todavía de lo que lo estuvo la carrera de Raúl en 2010, cuando debió dejar del club por causas todavía no esclarecidas oficialmente. El Bernabéu aclamó a Casillas casi por unanimidad. La nota excepcional la puso un sector marginal de ultras sur, el grupo más extremista, el más mourinhista, y, en cierto modo, el más oficialista. “¡Topo!”, le gritaron al portero. Los fanáticos se regocijaron rompiendo la comunión.


Raúl se entregó como un poseso a la causa de meter su gol. Le ayudó Di María, máquina de darle pases desde la derecha. Cuando finalmente marcó se fue al lateral y se señaló el dorsal en una concesión al populismo juguetón. Había que echar unas risas. Después de tantos años, casi 20 desde que se puso esa camiseta blanca por primera vez, el siete y la hinchada se merecían una despedida feliz. Más allá del resultado ante el Al Sadd catarí (5-0, con goles, además del de Raúl, de Isco, Benzema —de penalti— y Jesé por partida doble), la tuvieron a pesar de todo. Porque el público siguió dividiéndose. Porque el técnico, Carlo Ancelotti, sacó a calentar a Diego López a la banda y ultras sur comenzó a corear su nombre, apostando por su titularidad en detrimento de Casillas; y porque el resto del graderío comenzó a pitar a ultras sur y a exaltar a Casillas, y todo fue bullicio y división. Mourinhistas contra antimourinhistas. Un legado ponzoñoso del que la afición no se libró ni en su día de fiesta.

Casillas se retiró cabizbajo al descanso y Raúl le fue a buscar para darle un abrazo. Después, se quitó la camiseta y se la brindó a Cristiano, su sucesor en el noble arte de de engordar estadísticas. Al viejo capitán no se le escapa nada. Por algo ya es un mito.

Diego TORRES (El Pais 23 Agosto 2013)

Entradas relacionadas: "Simplemente, Raúl"

jueves, 15 de agosto de 2013

Gerardo "Tata" Martino - Sin anestesia

Para que mis amigos barcelonistas conozcan un poco mejor al que es su nuevo entrenador, les dejo esta entrevista en la que repasa momentos personales y profesionales, porque algunas decisiones no se entienden si no se conocen las dos facetas.



Fecha entrevista 15-Abril-2012

jueves, 8 de agosto de 2013

Palabra y disco de Calamaro!

"Es un disco con una alta dosis de rock and roll que permite al escucha ser testigo del apogeo y la caída del bohemio que el músico argentino lleva dentro. Muestro al bohemio tóxico, al que gusta de la tauromaquia, al que prefiere la mañana para dormir. Las diez canciones llevan al bohemio que habita en mi por todas las etapas, aunque sinceramente prefiero quedarme con la redención, en donde, para la última canción del disco, sufro una especie de exorcismo que luego me permite ser el mismo tipo de siempre.

La palabra bohemia puede tener diferentes significados: La bohemia bien entendida podría ser la última trinchera moral o política. Luego vienen las prácticas de rock and roll y bohemia, las cuales son muy peligrosas porque en la mayoría de los casos no llegas a cumplir los 28 años. Yo supongo que morir a los 27 años es el resultado de una sobredosis de bohemia.

Supongo que, para mí, un poco de bohemia por día está bien; en mi caso, podría denominarla bohemia contemporánea o narcobohemia. Me gustan las armas, las corridas de toros, ver fútbol por TV, el aceite de oliva, el sexo antes del matrimonio. ¡Lo normal que gusta a toda la gente! Estoy a favor de todo eso, supongo que es la libertad de elegir qué es lo que quieres para tu cuerpo, para ti mismo, o sea, elijo el libro que quiero leer, lo que voy a beber, lo que voy a fumar y la corrida de toros que quiero ver.

"Bohemio" fue coproducido por Calamaro y Cachorro López, quien fuera su compañero en la extinta agrupación Los Abuelos de la Nada. Se grabó en marzo de este año en la capital argentina con la participación de los músicos que acompañan a El Salmón en su gira "Bohemio 2013", los guitarristas Baltasar Comotto y Julián Kanevsky, el tecladista Germán Wiedemer, el bajista Mariano Domínguez y el baterista Sergio Verdinelli. "Yo soy el padre de este disco llamado 'Bohemio', y Cachorro es la madre".



martes, 6 de agosto de 2013

Primeras 48 horas con Manuel Pellegrini @ City

Pocas veces vimos un documento igual...



Gracias al Manchester City por compartirlo y suerte a Manuel Pellegrini!
 
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