Los hay que defienden que jugando bien al fútbol se tienen más posibilidades de ganar y resulta más atractivo para todos los implicados. Y después, están el resto.
Ambas se ven claramente representadas en la Liga española por el FC Barcelona del “Pepdicador Guardiola” y el Real Madrid de “Mouseñor José”, respectivamente. El sábado pasado ofrecía el escaparate perfecto para convertir a los indecisos a una u otra religión o, para confirmar a los fieles sus arraigadas creencias futbolísticas.
Aunque pareciera lo contrario, la diócesis del “Mouseñor José” tenía más que perder - no olvidemos que vino para derrotar al Barcelona. Ganar títulos, ya ganaba el Real Madrid antes de su llegada. La religión a la que ha convertido a millones de fieles debía surgir efecto tras 15 victorias seguidas, al pasar por el purgatorio establecido por el Barca en los últimos años y además jugando en casa.
Para el “Pepdicador Guardiola” – acostumbrado a convertir tozudas aficiones por donde quiera que jueguen – se trataba de otra prueba frente al más incrédulo de los humanos, representante de la actual parroquia blanca.
El primer gol a los 22 segundos – en forma y tiempo – se recibió como una prueba de fe por los seguidores barcelonistas y, como un acto de confirmación por los moudridistas.
¿Qué más podía pedir “Mouseñor José” – henchido en el banquillo como un pavo real? Ah sí, ¡quería la expulsión del Messías!
Indiferentes a todo, los pastores barcelonistas comenzaron a mover el balón de manera celestial hasta que consiguieron empatar antes de retirarse al confesionario. Ya en la segunda parte, con ayuda divina y del muchas veces “pecador Marcelo”, Xavi - el San Pedro culé – poseedor de todas las llaves del cielo futbolero – batió a San Iker Casillas para ponerse por delante en el marcador. Los feligreses moudridistas comenzaron a cuestionarse su fe al ver que su alabado señor era incapaz de encontrar los versículos para contrarrestar la palabra de Guardiola, a pesar de haberle otorgado todo el apoyo posible.
Frustrado, “Mouseñor José" recurrió a repartir sus conocidas hostias a través de sus monaguillos más fieles: Pepe, Ramos y Marcelo. Pero a los ángeles no les gusta la violencia ni el sexo, por lo que decidieron posarse sobre la cabeza de Fábregas para perforar el altar merengue por tercera vez. Ya solo quedaba disfrutar de la aparición estelar del omnipotente Iniesta, al cual los fanáticos mouriñistas privaron de una merecidísima ovación.
Xavi e Iniesta
La misión estaba cumplida. Los pepdicadores evangelizaron el Santiago Bernabéu con su rico mensaje – y al resto de penitentes a nivel mundial que despreciaban el buen trato al balón.
“Mouseñor José” lejos de entonar el “mea culpa” y reconocer que su modelo no alcanza para derrotar al Barcelona, señaló a la mala suerte y decidió crucificar a sus fieles Cristino y Ozil públicamente. Los numerosos profetas que auguraban una victoria blanca, solo pudieron describir lo ocurrido en sus crónicas al día siguiente y dar esperanzas respecto a un futuro resultado que justifique lo visto.
Pero queda para la historia el acto de conversión universal que aconteció en el Santiago Bernabéu el 10/12/11. El buen fútbol ganó feligreses por millones en una noche y, para muchos aficionados dejó de ser un acto de fe, para convertirse en una realidad.
Gracias a los pepdicadores por librarnos del mal. Amén.
PS: ¡Ay Señor! ¡Despídelo pronto! Palabra de madridista.
1 comentarios:
Esta muy bien Sergio. Tienes Talento y grandes dotes de comnicador. Utilizando fórmulas creativas propias de un profesional.
No te adulo porqué sí. Creeme que es muy bueno
Pablo
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